viernes, 23 de mayo de 2014

Pequeñas hijas de musa

Le esperaba una larga noche en la calle del olvido. Ella se hallaba en su sexto piso, mirando con superioridad a la apestosa ciudad que dormía bajo sus pies. Allí estaba ella con todos sus dramas, su taza de té caliente y todos los apuntes que le quitarían la vida que le quedaba de su último amor, de la última puta musa.
La noche se oscureció para ella y su dolor, ni la luna se había atrevido a salir aquella noche. De su ventana veía como el amor florecía a manos de las putas, como los barcos se marchaban del puerto y los pocos coches que quedaban se mataban en la curva de al lado de su casa, todo era tan irónico y poco romántico. Parecía que todas las fuerzas del universo se habían afiliado para darle un toque tétrico a la última noche dedicada al insomnio a causa de musas, que ahora tocaba olvidarse de sus cuerpos y sexos para aprender cada músculo que ella había ansiado tocar, y besar.
Su música solo era un eco de un pasado lleno de fantasías y de musas que jamás quisieron amar, ni siquiera follar.
Pero ahí seguía ella, escribiendo y escribiendo la historia de camas que jamás conquisto, banderas que jamás planto, gemidos que jamás provoco. Hacía tiempo que escribir sobre ello había perdido el efecto, que ahora solo existían heridas que lamer y sexos que coser, ¿o era al revés?
Nadie sabía el dolor que en su corazón albergaba y las cicatrices que en sus muñecas se encontraban. Que soñar con la ilusión de un nuevo amor en cada mirada le hacía olvidar el hecho de estar muerta por dentro...la noche siguió y ella comenzó a hacer recuento de orificios sin salida de las balas que ella misma se había disparado.
La sangre corría a medida que escribía un nuevo verso, sabía que las heridas jamás sanarían así que mejor escribir con su propia sangre el dolor que por dentro sentía por haber amado a musas que a lo mejor no se lo merecían.
...
Los primeros rayos de sol comenzaron a salir y ella seguía parada frente a su ventana viendo como la ciudad muerta resurgía en la oscuridad, había esperado una noche más a su musa que seguía sin llegar.
Cogió su mechero y cualquier texto escrito desde el amor que sentía su vagina por cualquiera de esas historias y se prendió, se quemó, se hizo cenizas con la esperanza de que a lo mejor resurgiría de ellas con más ganas de amar y follar...pero se la llevo el viento y así termino con la única historia que no se atrevió a terminar. Adiós al amor por la rubia y la cerveza, adiós a su espalda y a sus labios entrecomillados.
Ya era de día y allí estaba ella con su mala cara y sus ojeras, preparada para seguir con la vida libre de musas y del estúpido amor que jamás sintió por ella misma. Comenzaban los exámenes y con ellos, ella a delirar.

martes, 20 de mayo de 2014

Nosotros somos el futuro; jóvenes drogadictos amantes de los tatuajes y las redes sociales.

He comenzado a ser consciente de lo mucho que cambia la gente en pequeños lapsos de tiempo, en su necesidad de asociación y a donde puede llegar la estupidez de la futura generación.
Voy a terminar mi primer año de carrera y sigo sin saber muy bien si este es mi lugar o si existe alguno para mí. también sigo sin entender esa regla de oro de que después de los 18 tienes que comportarte de según qué manera y bajo según que reglas. Cuando todos sabemos que somos pequeños niños con experiencia y que aun así tropezamos con la misma piedra, ¿de qué me sirve hablar de forma sofisticada o no hacer el cabra delante de gente que ni conozco si en realidad eso no soy yo? De qué sirve juzgar a lo que se es por fuera si al final estamos todos muertos por dentro.
Se me va tanto la cabeza que seguro que nada de esto tiene orden, lo sé. Solo quería dejar constancia de que la necesidad de relacionarse y apiñarse en pequeñas sectas es un fenómeno digno de estudio sociológico y no toda esa basura de Gran Hermano. Es como la gente se auto engaña a sí misma con principios que no cumplen lo que me entristece. Que muchas cosas me sacan de quicio pero nada tanto como la hipocresía de cualquier ser humano y su puta humanidad, cualidad que se lleva como bandera -cuando no se debería-.
Que somos el mañana chicos. Que debemos concienciarnos y despertar. Que ansiamos un cambio cuando realmente seguimos los mismos pasos de nuestros predecesores, y así vamos.
Y fin a mi sin sentido. Hasta aquí mis delirios despotricando contra la gente. Seguiré estudiando, ahora a gusto.
Fin
(y Jake).