Cuando se me acabaron los motivos para escribir sobre ti
me dedique a beber de otras lenguas y a buscar musas donde solo había labios amargos,
amores fugaces de noches de luna llena y tinteros vacíos.
Cuando se me agotaron los motivos para escribir
me di cuenta de que ya no te quería (tanto), que habías dejado de ser musa para ser
cualquiera...y créeme, no hay nada más triste.
Cuando te acabaste tú y la tinta que inspirabas a mis poemas,
el vacío fue tal que me prometí dejar de escribir (al menos de amor). Un luto por ti, bueno,
más bien por mí, por habérseme olvidado la forma de amarte en letras y robarte mil besos
entre líneas.
Cuando te acabaste y deje de escribirte,
pensé que ya no existirían más motivos por los que seguir con mis sueños de poeta
...hasta que me vi escribiéndote ésta despedida y me di cuenta de que era cierto eso de que
hay belleza en el caos -en nuestra nada-.
Joder es que esto es precioso incluso sin poesía de por medio
y no veas que putada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario