lunes, 7 de enero de 2013

No me gustan las matemáticas, a éste problema no le encuentro solución

Y aquí estoy una noche más, intentando no dar tanta importancia al pasado e intentando consolarme con la idea de que tengo todo un futuro por delante, que las cosas cambiarán. Pero diez meses antes también intentaba pensar que las cosas cambiarían y mirarme, no veo gran diferencia entre mi yo de hace diez meses con la actual. Ahora en vez de asustarme con el pasado me asusta lo que me deparará el futuro.
Los mayores se pasan la vida entera preguntándonos que queremos ser de mayores, nosotros a medida que crecemos queremos ser cosas distintas (bombero, médico, astronauta, deportista, periodista...). Es difícil decidir en que vas a tener que dedicar todos los días de tu vida, estos nervios se intensifican cuando estás en el último año de instituto y a falta de unos cinco o seis meses tienes que decidir....algunos tienen la suerte de ya tenerlo claro y cuando la gente le pregunta decir con orgullo aquello a lo que aspiran, aquello con lo que sueñan, su vocación. Después supongo que habrá gente como yo a los que su familia no apoya, a los que les dicen que esa carrera no es para ti, que no te pagarán un piso ni la carrera porque NO FORMAS PARTE DE SU FAMILIA, esto lleva a esas personas y a mi, a ser cobardes a no decir lo que queremos, a cansarnos de luchar, ya que nadie apuesta por ti.
El futuro, debería llamarse condicional. Condicional imperfecto, ya que por mucho que planees, que pienses hacer, cuando este tiempo llega nada es como te imaginabas. El futuro te sorprende cuando llega con sus situaciones totalmente ilógicas, pero es una pérdida de tiempo esperar algo que por mucho que planees no sabes si llegará.
Me canso de esperar, de luchar para que las cosas en un futuro mejoren, pero nunca mejoran y es desesperante, a la vez que deprimente.
El tiempo no cura las heridas, sólo me hace insensible al dolor.

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