Y penetra en mí, sin aviso, sin precauciones y promete no abandonarme, al menos hasta que acabe ésta estación.
Y aunque me encantes tengo que protegerme, como decía mi abuela: "las cosas en exceso nunca son buenas". Así que perdona si guardo distancias, pero no quiero enfermarme de ti.
No seré cobarde, aprenderé a mojarme de ti sin miedo a acatarrarme.
Y me llamaran loca por pasear contigo sin ti, impregnándome de ti y de tu aroma, por las calles.
Te devoraré voraz y con ansias, manchándome de tus dulces sabores como la niña que sigo siendo.
Aprenderé a amar tus lluvias, tus heladas y tus tormentas, sin miedo a las heridas que eso me provoque, porque me encantas, porque te disfruto y gozo, más de lo que jamás te sufriré.
Por último, prometo disfrutar de ti durante éste trayecto (de vida) como en ningún otro lugar o estación anterior.
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