Se acaban las etapas. Empiezan nuevos caminos. Comienzan las dudas sobre el futuro.
Crecer da lugar a cambios, cambios que no esperas, que no deseas, que no aceptas...y es gracioso como cosas contra las que has luchado hasta el punto de acabar contigo misma siguen igual, intactas, de alguna forma recordándote que te acompañaran siempre, incluso en aquellos momentos en los que los demás desaparezcan, se esfumen, se vayan demasiado lejos.
Parece que esas "cosas intactas" jamás me abandonarán, cuando lo que realmente me gustaría hacer es viajar allá donde está mi hogar, donde se encuentran mi locura y mi cordura, donde se halla la diversión y la sexualidad, donde de repente se unen 8 brillantes galaxias....allá donde están cada una de esas cosas que yo quiero.
Debo aceptar que no sé que me pasará en este nuevo camino para así perderle el miedo al futuro, a las despedidas, a la distancia, a los sueños rotos...
Nada acaba hoy y por tanto, tampoco empieza algo, sólo es una actualización del camino, nada queda atrás y queda todo por delante.
Creo que no hay que temer al futuro, ni romper con el pasado.
ResponderEliminarUn cambio de rumbo, o de camino, o de vehículo, no te impide reunirte en una estación de servicio con antiguos acompañantes de viaje.
Un saludo y suerte en ésta no-nueva etapa.
Pienso lo mismo que el chico que escribe.
ResponderEliminarNo hay que temer al futuro y como bien dice, empezar una nueva etapa no significa eliminar otra o dejar de estar vinculada con ella porque ese 'pasado' ha hecho lo que eres hoy.
No has de temer.
¡Sigue adelante sin agachar la cabeza!
Un beso enorme y ánimo.